Palabras de despedida


Querida Comunidad Educativa de la Casa Salesiana de Ushuaia

Buenas noches a todos. No es fácil hablar un día como hoy, un día de despedidas. Se me ocurre que lo mejor es hacer hablar a algunas imágenes.




 La primera imagen que quiero que compartamos es la que vemos al fondo de nuestro escenario. Hace casi doscientos años un nene de nueve años tuvo un sueño. Su familia, que era muy práctica y estaba pasando un momento difícil, lo invitó a ser realista. Pero Juanito no renunció a sus sueños. Es más cada vez soñó metas más y más difíciles. Cuando compartía sus sueños algunos, muchos, lo creyeron loco. Pero otros se jugaron y sumaron a su sueño.
Juan  no se contentaba con soñar.  Puso todo, su corazón, su inteligencia, su salud, todos sus talentos por hacer que los sueños se hicieran realidad. Y cuando parecía que todo se había cumplido soñaba con algo casi imposible. Se le ocurrió que sus soñadores no se podían quedar en Italia. Y los mandó a otros países, hasta llegar a lo que en ese entonces era, mucho más que ahora, el fin del mundo…
No todo fue fácil, ni allá ni acá. Hubo quienes siguieron soñando y quienes solamente trataron de acomodarse, ser realistas y jugarse a lo fácil. La historia de esta casa salesiana sabe de tiempos de gloria y de momentos difíciles. Pero somos hijos de un soñador. Y no podemos dejar de soñar e ir más allá.

 La segunda imagen es de hace unos años.  Los chicos y chicas que pasaron su sexto año de EGB en nuestra casa la deben recordar. Es una foto de su campamento de fin de año, en la piedra de los deseos. Tal vez muchos no recuerden cuáles eran sus sueños y sus proyectos en ese lejanísimo 2006. Tal vez alguno soñó con este momento, tal vez alguno proyectaba más allá. Muchos sueños no se habrán cumplido…

La tercera imagen es más actual. Esta la tienen que recordar. Es una imagen de la misa de acción de gracias de este año. En la vasija, que también tengo acá, ustedes chicos pusieron talentos, historias, amores, sueños. Pero hubo algo más, un detalle no menor: ese día pusimos nuestra vasija en el altar, pusimos nuestro sueños en manos de Dios.

Queridos chicos y chicas: hoy es día de dar un paso más. No dejen de soñar, no dejen de ver más allá, no busquen acomodarse al ritmo de lo que venga y nada más. Por sobre todo, luchen por los sueños, pongan el alma en hacerlos realidad. Son más que exalumnos, son hijos de Don Bosco, de un pibe que nos mostró con su vida que de sueños se puede vivir, si ponés todo para que se cumplan.





 La última imagen que quiero compartir con todos es menos conocida. Es de un momento muy importante de nuestra Casa, en la lamento decir, no estuvimos muchos. Es una foto del día en la que el Padre Daniel asumió el cargo de Director.  El Don Bosco de Ushuaia no la estaba pasando bien. Daniel nos propuso soñar. Como le pasó a Don Bosco, muchos creían que la cosa no daba para más, que había que ser realistas.


Creo que todos saben que el año que viene el Padre Daniel se va de Casa a cumplir con un difícil encargo, como Vicario Inspectorial.
Esta semana tuvimos reunión de equipo con el Padre. Comencé la reunión tratándolo de “Usted”. Estaba probando que iba a decir hoy, o como  lo iba a decir. Como sonaba un poco artificial, voy a salirme un poco de la regla y tutearlo.
Daniel: tomo la palabra en nombre de todos para darte las gracias por estos ocho años de sueños compartidos.
Sin duda fueron años de mucho trabajo, de idas y vueltas, momentos felices y momentos tristes, de aciertos y errores, de algunas divergencias y muchas convergencias.
La frase que elegiste para el telón lo dice todo: pudimos hacer muchos sueños realidad.
Muchas gracias por la paciencia, por la disponibilidad, por tu laboriosidad. Sabés que la Casa te debe mucho. Sabés también que te vamos a extrañar, pero también que podés irte tranquilo porque sabes y sabemos que pusiste todo, que lo hiciste bien, que acá te mostraste buen hijo de Don Bosco.
Perdonanos como Casa Salesiana nuestras miradas enanas, nuestros pequeños gestos de egoísmo cotidiano, las incomprensiones los enojos y cansancios.
Por supuesto te deseamos lo mejor. Sabemos porque ya te conocemos que vas a poner todo tu empeño, tu entusiasmo, tus ganas de hacer las cosas bien en todo lo que hagas. No nos olvides en tus oraciones. Vas a seguir en nuestro corazón porque sos una parte importante de nuestra historia.
Familias, docentes, chicos y chicas, salesianos, Padre Daniel ¡Muchas gracias a todos por la vida compartida en estos años! Sientan que esta es nuestra Casa.