Palabras de Despedida del Padre Daniel

Ushuaia tarde del 7 de Diciembre de 2012

Hace rato que vengo pensando, hace rato que quiero escribirles,  pero cada vez que lo pienso me digo: son muchas las cosas que compartimos y poco el tiempo para decirlas. En cuestión de segundos, de minutos pasan por mi cabeza y mi corazón el día que llegue a Ushuaia y los 8 años que pase aquí en CASA.
Estoy tratando de despedirme de los alumnos del tercero que se van, de los alumnos del secundario, del primario y jardín que seguirán, de los papas, de los directivos, de los docentes, de los preceptores, del personal de maestranza, del personal de la administración, de todos los que formaron la Casa salesiana en estos hermosos años. Ha sido una de las experiencias mas ricas y mas desafiantes para mí, en primer lugar como persona, como sacerdote, como hijo de un Juan Soñador, un Juan que no se dejó abatir ante las dificultades.
No quiero dejar rastros en este lugar, solo quiere dejar vida, quiero que quede entre nosotros la VIDA con mayúsculas. Lo que hemos construido, lo hemos hecho juntos, lo que hemos sufrido, lo hemos sufrido juntos, lo que hemos conseguido lo hemos conseguido juntos. Nada hay en este lugar que sea obra de uno solo, es obra y mano de cada uno de los que formamos y seguirán formando la Casa Salesiana de Ushuaia.
Me cuesta irme, me cuesta partir, pero me voy con la certeza que hice hasta donde pude, quizás tendría que haber hecho más, seguro, de forma especial con los chicos y chicas, creo que a ellos les debo todo, les debo el sentirme bien, les debo el sentirme Amigo, el sentirme Padre. Gracias por haberme querido aun en los momentos difíciles de nuestra casa.
Pido perdón a los que no supe ayudar, a los que no les supe tender una mano, a los que deje en el camino. Mi egoísmo, mi dureza de corazón quizás no me dejo ver lo mejor de cada una, de cada uno. Espero haber aprendido algo más, tengo que saber esperar y no desesperar. Tengo que tener más paciencia.
Gracias al Buen Dios que me ama tan profundamente y a quien lo siento tan cerca de mi corazón, de mi vida, porque de distintas formas me hizo ver que no tenía que desesperar, que después de la oscuridad siempre llega la luz. Te agradezco Dios y Padre Bueno y te pido perdón por si alguna vez llegue a pensar que me habías abandonado, sos lo mejor para mi.
Si hay alguien a quien aprendí a querer en mi vida y que le agradezco a Dios haberlo conocido es a Don Bosco, para mí es el Padre, es el Amigo. Es una señal  muy fuerte en mi vida, lo quiero con todo mi corazón y lo sentí muy presente en medio nuestro, lo vi siempre caminando por esta Casa, cuidándonos. Lo vi cerca, lo vi presente en la mirada de los chicos, en el patio, en la vida que emergía cada día en esta Casa. Gracias Don Bosco por despertar en nosotros tanta pasión.
A los chicos de Tercero: gracias por estos años compartidos por tantas cosas lindas y por tanta vida que trajeron a la Casa. Les deseo lo mejor, les deseo que sean grandes personas, que tengan siempre presente que son hijos de Don Bosco, que la casa salesiana los acompaño durante muchos años y que hoy los despide esperando volver a encontrarnos. No se olviden de dar testimonio de personas buenas, generosas, anden por la vida haciendo el bien y amando de verdad. Valoren la VIDA y lo hermoso que ella nos brinda. Hasta siempre chicos.
Me despido de todos ustedes con un hasta siempre y un muchas gracias.

Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos.
Que el viento sople siempre a tus espaldas.
Que el sol brille cálido en tu cara,
Y las lluvias caigan suavemente sobre tus campos.
Y hasta que volvamos a encontrarnos,
Que Dios te guarde en la palma de su mano.